Crítica de Cincuenta sombras liberadas, última película de la saga

50 sombras liberadas
ANÁLISIS

Por Raquel Hernández Luján 

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Crítica de Cincuenta sombras liberadas (Fifty Shades Freed), la última película de la saga dirigida por James Foley y protagonizada por Dakota Johson y Jamie Dornan.

Cincuenta sombras liberadas, basada en las novelas de Erika Leonard Mitchell, pone el punto y final a la tormentosa historia de amor entre Christian Grey y Anastasia Steele ¡por fin! y ya puedes verla en la cartelera española. A pesar de que está llamada a ser un gran éxito en taquilla tras las buenas cifras que dejaron Cincuenta sombras de Grey y Cincuenta sombras más oscuras, que alcanzaron los 950 millones de dólares, ya podéis imaginar leyendo las críticas anteriores que el listón no está demasiado alto.

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Tampoco parece que la distribuidora en España tuviese un especial interés en vender la película: como hace dos años, no ha habido pases de prensa previos al estreno en salas, así que está claro que poco le interesa la (mayoritariamente negativa) crítica especializada. Tiene asumido que el grueso de sus fans irán a verla sí o sí ya sea para completar la trilogía, a todas luces una de las más bochornosas que han pasado por carteleras, o por mera inercia ante la alarmante falta de atractivo de una cartelera bastante anodina en la que la competencia no es especialmente agresiva, a pesar de la proximidad de los Oscar. Y la ventana es obvia: justo antes de San Valentín.

Quienes sí han captado el negocio a la perfección han sido los anunciantes, de nuevo. Sobre todo Audi, que se infla a lanzar minispots a lo largo de la película: ¡menuda campaña de product placement! De hecho, todo en la película parece destinado a hacer caja, una maniobra publicitaria tan chusca y descarada que da vergüenza ajena.

En Cincuenta sombras liberadas, los recién casados Christian (Jamie Dornan) y Anastasia (Dakota Johnson) creen que han dejado atrás su oscuro pasado y abrazan su vida en pareja compartiendo una fastuosa luna de miel. Pero poco durará la felicidad para este nuevo matrimonio, ya que el antiguo jefe de Ana, Jack Hyde (Eric Johnson), regresará para amargarles las vacaciones y poner patas arriba sus vidas de nuevo.

Siguiendo la estela de los dos episodios anteriores, estamos ante otra película «quiero y no puedo». ¡Es casi todo un dejà vu! Donde debería aflorar el instinto, la pasión y una relación subyugadora volvemos a encontrar coreografías estudiadas y una falta de riesgo alarmante. Los juegos eróticos siguen quedando a la altura del betún y la química entre los dos personajes sigue siendo nula. Da la sensación de que en la sala de montaje se ha puesto un reloj en el que se marca que cada diez minutos tiene que haber una escena de sexo, da igual si viene a cuento o no, con el handicap de que son bastante repetitivas. Si os fijáis plano a plano os daréis cuenta de lo que digo, hay secuencias calcadas.

Al igual que nos pasaba en la cinta anterior, en Cincuenta sombras liberadastenemos esposas, juguetes sexuales y esa archiconocida habitación roja en la que abundan las fustas y los antifaces pero todo se queda en relaciones íntimas bastante convencionales con guiño a la mítica Nueve semanas y media en un momento dado en el que vemos a Anastasia lamiendo el cuerpo de Christian. Bueno, hay que reconocer que no es que hayan descubierto la pólvora… Seguimos sin encontrar el morbo a relaciones tan anodinas en las que el misionero vuelve a ser la postura estrella de una película que se suponía que tendría que escandalizarnos bastante.

Cincuenta sombras liberadas

Más preocupante resulta el efecto llamada entre el público más joven hacia una película que retrata las relaciones de pareja de una forma tan inverosímil y poco edificante, con incluso lo que ralla en agresión sexual en una escena penosa en la que vemos sufrir a la protagonista.

Dakota Johnson defiende su personaje con menos entereza que en otras ocasiones y, aunque consigue que su Anastasia complete su arco argumental con su transfiguración en esposa-sumisa-pero-peleona sigue siendo un penoso ejemplo a seguir. Tiene más gemidos y grititos que líneas de guión, lo cual dice bastante del poco margen de maniobra que ha tenido…. Mientras, la capacidad interpretativa de Dornan sigue estando perdida en combate: a menudo es solo un maniquí que se pasea por pantalla sin capacidad de gesticulación.

La banda sonora de Cincuenta sombras liberadas vuelve a estar en manos del compositor y productor Danny Elfman, cuatro veces nominado al Oscar (y la quinta no será por este trabajo, os lo aseguro). Incluye una selección musical especialmente empalagosa, para no variar. No puede faltar por supuesto «Love Me Like You Do» interpretada por Ellie Goulding, «Quit» con Ariana Grande y Sia, «For You» con Liam Payne y Rita Ora, «Sacrifice de Black Atlass» con Jessie Reyez, además de la versión de «Never Tear Us Apart» interpretada por Bishop Briggs.

Las letras son todas de traca, pero hay que hacer una mención especial a la canción «Maybe I’m Amazed«, escrita por Paul McCartney, que interpreta el propio Jamie Dornan en uno de los momentos más risibles de la película. Pocas pocas funcionan en esta cinta, pero donde patina especialmente es en el plano del pseudo-thriller que presenta: no solo es predecible sino que el tratamiento del «villano» Jack Hyde, a quien da vida un sobremaquillado Eric Johnson no puede ser más plano.

 


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